Intrigas en la noche,
un quince de enero,
culmen del potro,
enroscado su cuerpo,
a punto de salir
por ese agujero.
Las rosas de los cuatro vientos
susurran entre los lamentos;
quejidos parturientos,
una mujer con sus amuletos.
El orden de la vida
nos trae algo nuevo;
ya fuera, iluminado,
golgojeo y misterio,
un llanto contento,
unas manos nuevas
agarrándose al pecho.
Los nutridos besos
en un mundo nuevo,
quietos, los golpes,
la sangre en la cama,
el hambre que muerde,
el lirio solemne,
el día con el sol,
amigos del alma
se funden en la tierra,
que siga el amor…
abrazos, por favor.